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1 pieza de 275 grs.
Descripción

CHOCOLATE PREHISPÁNICO 

Sonreír, ser amables y cordiales. Mirar a los ojos.

Ingredientes: Cacao, jarabe de agave, canela y almendras

Presentación: Tableta de 275 grs

 

CHOCOLATE PREHISPANICO (RECETA ZAPOTECA-OAXAQUEÑA).

Prehispánico porque antes de la llegada de los españoles, en América, MEXICO, no contábamos con caña de azúcar ni vacas para la leche. Entonces el cacao no se endulzaba, o cuando lo hacían le ponían miel de abeja o miel de agave.
El 90% de los chocolates en el mercado ya no tienen cacao, utilizan saborizantes o químicos para darle ese sabor.

  • Entonces nuestro chocolate no tiene azúcar, lo pueden consumir diabéticos.
  • No tiene leche, lo pueden consumir los intolerantes a la lactosa.

Te brinda mucha energía. Una barrita te sirve para comer como golosina o para preparar tres tasas del tradicional chocolate de agua o de leche para beber. Surge de una receta zapoteca oaxaqueña, se considera prehispánico porque antes de la llegada de los españoles, específicamente en lo que ahora se denomina México, no se contaba con caña de azúcar ni vacas para elaborar leche; indicándonos que el cacao no se endulzaba o cuando lo hacían le añadían miel de abeja o miel (jarabe) de agave. Nos referimos a la investigación de Juan Miralles en su libro Hernán Cortez: inventor de México, donde refiere: “se tostaban las semillas secas de un árbol llamado pochotl, se molían en un metate que debían poner sobre unas brasas para que la pasta no se hiciera chiclosa, se mezclaba con agua y se endulzaba con miel de abeja o de maguey, y solía añadírsele flores o hierbas aromáticas que aparte de sabor, le daban color. El cacao se podía moler con flores de enacaxtli (orejuela), de aroma fuerte y color amarillo encendido” (Miralles, 2002, p.201). Aunado a esto menciona el jesuita José de Acosta en su historia moral de las Indias en sus cartas de referencia al Rey de España: "El árbol de las maravillas es el maguey, del que los nuevos o chapetones (como en Indias los llaman), suelen escribir milagros, de que da agua y vino, y aceite y vinagre, y miel, y arrope e hilo, y aguja y otras cien cosas”. (Domenech y Valdes, 2007, p.4).