En San Marcos Tlapazola, un pequeño pueblo de los Valles Centrales de Oaxaca, el barro no solo es tierra: es historia, cultura y vida. De ese mismo barro está hecha Doña Macrina Mateo Martínez, una mujer zapoteca que ha modelado su camino con las manos, el corazón y una convicción firme: el arte de sus antepasados merece cruzar fronteras.

Macrina Mateo Martinez | Desde Oaxaca 🇲🇽 hasta Tenerife 🇪🇸…🏺 Me  emociona compartirles que me encuentro en Tenerife España participando en  el Primer Encuentro... | Instagram

Desde niña, Macrina aprendió a trabajar el barro rojo observando a su madre y su abuela. No hubo escuelas ni manuales. Solo sabiduría ancestral compartida en zapoteco, entre fogones, cerros y hornos. A los quince años decidió desafiar los límites impuestos a las mujeres de su comunidad y se aventuró a vender sus piezas en la ciudad de Oaxaca. Aquel acto, simple en apariencia, fue en realidad un grito de autonomía que abriría camino para muchas más.

Macrina Mateo Martinez

Con el tiempo fundó la cooperativa Mujeres del Barro Rojo, formada por artesanas que recolectan su materia prima directamente del cerro, moldean sin torno y cuecen sus piezas con leña, como lo hacían hace más de 3 500 años. Su trabajo no solo conserva técnicas ancestrales: también representa una forma de independencia económica y orgullo identitario para las mujeres indígenas.

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Las piezas de Doña Macrina (comales, jarras, cántaros) han viajado a Estados Unidos, Italia y hasta el Vaticano. Ha colaborado con artistas reconocidos como Gustavo Pérez, y sus obras han sido expuestas en museos, ferias y centros culturales donde el barro se transforma en símbolo de resistencia. Pero quizás lo más valioso es que, en cada presentación, Macrina habla zapoteco, viste su huipil y cuenta su historia, recordando al mundo que el arte también se escucha en lengua madre.

Macrina Mateo Martinez

Para ella, el barro no es mercancía: es memoria moldeada. En sus manos no hay moldes repetidos, sino relatos de origen. Cada pieza lleva el sello de un pueblo que lucha por no ser olvidado.

 

Doña Macrina no solo ha cruzado fronteras geográficas, sino culturales y sociales. Ha transformado el oficio del barro en una plataforma de lucha, empoderamiento y belleza. Su historia es una inspiración para quienes creen que desde lo local también se puede transformar el mundo.

perfil Macrina Mateo Martínez, Mujeres del Barro Rojo – Feriamaestros

¿Ya conocías a Doña Macrina y su barro rojo?