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Descripción

El noble ejercicio de la joyería al igual que el de la forja en México, se ha venido cultivando por tradición desde la época de la Colonia Española en América. Sin embargo, no es a partir de ella cuando el joyero oaxaqueño manifiesta sus espléndidos dotes de consumado artífice, sino desde los viejos tiempos de la cultura prehispánica.

Un soplete, un pequeño yunque, un martillo, unas tenazas, unas manos hábiles y una mente talentosa son suficientes para crear una maravillosa producción filigranada de piezas de joyería, en donde lo mismo se puede admirar la técnica y el ajuste impecable de las piezas, así como la armónica combinación de líneas fantasiosas que integran el cuerpo de la misma.

En la actualidad, la orfebrería del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca forma parte principal de la indumentaria de la mujer Istmeña, que es muy reconocida a nivel mundial; reconocidos son también sus artesanos que se dedican a trabajar el arte orfebre, para producir un sin fin de artículos decorativos como son: aretes, collares, pulseras, anillos, pendientes, etc.

En Juchitán, cada filigranero tiene su propio prestigio debido a las obras que realiza. Las mujeres son las primeras en reconocer su trabajo portando con gran orgullo su joyería durante las festividades. Cuando una mujer pide a un filigranero un trabajo especial y diferente, el artesano primero hace un patrón sobre papel, en donde se dibuja el diseño y las medidas de la pieza, para posteriormente proceder a su realización. Estos artesanos coincidieron en que el gusto y modelos de las alhajas que se mandan a hacer varían, de acuerdo a la época y gusto de las mismas personas.

Juego de Aretes y Dije

Material: Hilos y placas de cobre, estaño, con soldadura de plata y chapado en oro de 14 kilates